¡Viene o vino pronto…!

⚠️ Advertencia: Esta lectura no es apta para personas atrapadas en el sistema religioso de la post-modernidad...

     Para escribir desde la serenidad del Espíritu, no debo imponer una lectura futurista de un texto, si el contexto original no la sostiene.

En éste análisis sobre la frase “Viene Pronto”, vamos a ceñirnos estrictamente a lo que los apóstoles y Jesús entendían en su momento, sin proyectar hacia el futuro lo que ellos no proyectaron.

Vamos a revisar los hechos solo con base en el texto y su contexto, tal como se debe hacer un estudio serio y libre de religiosidad.

1. ¿Qué significaba “el fin del siglo” para los discípulos?

En Mateo 24:3, los discípulos preguntan:

“Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”

Acaban de escuchar que el templo será destruido:

“No quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.”

Para un judío del primer siglo, el templo no era solo un edificio. Era:

– El centro del pacto de Dios con Israel.

– El lugar donde habitaba la presencia de Dios (Shekiná).

– El eje del orden cósmico y religioso.

La destrucción del templo equivalía al fin del mundo religioso judío, es decir, el fin de la era mosaica, del “siglo” (Aion) del antiguo pacto.

Por tanto, cuando los discípulos dicen “fin del siglo”, no están pensando en el fin del planeta, sino en el colapso del sistema religioso y nacional judío, que para ellos era “el mundo”.

Esto lo confirma el uso de Aion en el Nuevo Testamento:

– En Mateo 13:39, 40, 49: “la siega es el fin del siglo (Aion)”, se refiere al juicio sobre los malos dentro de la historia.

– En Hebreos 9:26: “ahora en la consumación de los siglos (Aionon)”, se refiere a la primera venida de Cristo, no al fin del tiempo.

– En 1 Corintios 10:11: “sobre quienes ha llegado el fin de los siglos (Aionon)”, Pablo dice esto a creyentes del primer siglo.

Conclusión: “Fin del siglo” en Mateo 24 no significa el fin del tiempo cósmico, sino el fin de la era del templo, del sacerdocio levítico y del pacto antiguo.

2. ¿La “venida del Hijo del Hombre” en Mateo 24 es una venida física del cielo?

Jesús dice en Mateo 24:30:

 “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.”

Este lenguaje no es nuevo. Viene de Daniel 7:13–14, donde el Hijo del Hombre viene ante el Anciano de días en el cielo para recibir el reino, no viene a la tierra, sino al trono de Dios.

Además, en el Antiguo Testamento, cuando Dios “viene en las nubes”, no es una aparición física visible, sino una manifestación de su juicio:

– Isaías 19:1: “He aquí, Jehová monta sobre nube ligera, y vendrá a Egipto…” → juicio sobre Egipto.

– Nahum 1:3: “Jehová… en torbellino y tempestad es su camino, y las nubes son el polvo de sus pies.”

Por tanto, “venir en las nubes” es un lenguaje teofánico de juicio divino, no una aparición corporal en el cielo visible.

Y en Lucas 21:27, el mismo evento se describe así:

“Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gloria.”

Pero inmediatamente después, Jesús dice (Lucas 21:32):

“De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas acontezcan.”

Si “todas estas cosas” incluyen la venida en la nube como ya explicamos, entonces esa venida debió ocurrir antes de que pasara aquella generación (es decir, antes del 70 d.C.)

3. ¿Qué vieron “todas las tribus de la tierra” en el 70 d.C.?

Mateo 24:30 dice que “lamentarán todas las tribus de la tierra”.

La palabra “tierra” aquí es Gē, que en el contexto judío a menudo significa “la tierra de Israel”, no el planeta entero.

– En Mateo 23:35: “toda la sangre justa derramada sobre la tierra (Gē)”, se refiere a la tierra de Israel.

– En Apocalipsis 1:7: “todos los linajes de la tierra (Gē)”, en el contexto inmediato, se refiere a los que “le traspasaron”, es decir, a los judíos que rechazaron a Cristo en aquella generación (Hechos 2:23, 36).

En el 70 d.C., las tribus de Israel (las doce tribus simbólicas, es decir, el pueblo judío) sí lamentaron:

– Más de un millón murieron durante la gran tribulación profetizada para aquel tiempo.

– El templo fue destruido.

– El sistema sacrificial terminó para siempre.

– La presencia visible de Dios (la Shekiná) se fue.

Fue el juicio definitivo sobre la nación que rechazó a su Mesías.

4. ¿Qué dice el Nuevo Testamento sobre la “venida” ya cumplida?

– Hechos 1:11: Los ángeles dicen que Jesús “vendrá de la manera que le visteis ir al cielo”.

Pero esto no especifica cuándo. Sin embargo, en Hechos 2–7, Pedro y Esteban presentan la exaltación de Jesús en sus discursos como su “venida en gloria” al trono de Dios (Hechos 2:33–36; 7:55–56).

– Hebreos 9:28: “Cristo… aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que le esperan.”

Pero el contexto inmediato (Hebreos 8–10) habla de la nueva alianza ya establecida, y el templo terrenal ya “envejecido” (8:13). La “segunda aparición” se está refiriendo a su manifestación en el juicio sobre el viejo sistema, no a una aparición futura en el tiempo.

– Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá…”

  Pero el versículo 1 dice que estas cosas “deben suceder pronto”.

  Y en Apocalipsis 17–18, “Babilonia” símbolo de la Jerusalén apóstata, es juzgada en el mismo libro.

  Si todo debe suceder “pronto”, y el juicio sobre Babilonia es parte de la venida, entonces esa venida en juicio ya ocurrió.

5. ¿Hay algún versículo que exija un cumplimiento futuro de una venida de Cristo más allá del primer siglo?

Examinemos los que parecen más fuertes:

a) 1 Tesalonicenses 4:16–17 (el arrebatamiento)

Pablo dice que los muertos en Cristo resucitarán y los vivos serán arrebatados.

Pero en el contexto:

– Pablo está consolando a creyentes que temen que sus hermanos muertos se pierdan la venida.

– Él les asegura que participarán plenamente en la reunión con el Señor.

Ahora bien: ¿Qué significa “arrebatados en las nubes”?

En la literatura judía de la época, “encontrarse con el Señor en el aire” era una metáfora de bienvenida triunfal. Cuando un emperador visitaba una ciudad, los ciudadanos salían a su encuentro fuera de las murallas para escoltarlo.

Pablo no está describiendo un escape del planeta, sino la recepción triunfal de Cristo como Rey, en el momento de su juicio sobre el mundo antiguo representado en Jerusalén.

Además, en 1 Corintios 15:51–52, Pablo dice: “No todos dormiremos, pero todos seremos transformados… en un abrir y cerrar de ojos.”

Pero el contexto es la resurrección de los muertos en Cristo, que él dice que ocurrirá “en la venida del Señor” (1 Tesalonicenses 4:15).

Si como ya explicamos, la venida del Señor fue en juicio en el 70 d.C., ¿cómo se entiende la resurrección?

Aquí está la clave: la resurrección en el Nuevo Testamento no es solo física, sino también espiritual y escatológica en aquel tiempo:

– Juan 5:25: “La hora viene, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán.” → resurrección espiritual ya en el primer siglo.

– Efesios 2:5–6: “Dios… nos dio vida juntamente con él… y juntamente con él nos resucitó”. Resurrección espiritual presente.

– Colosenses 3:1: “Ya habéis resucitado con Cristo.” Resurrección física en vida, el nuevo hombre.

La resurrección final es la consumación de lo que ya comenzó. Pero si el juicio sobre el viejo orden ocurrió en el 70 d.C., entonces la resurrección de los santos del primer siglo sí tuvo lugar en ese momento, no en un futuro cercano para nosotros, y el que resucitó en aquel tiempo lo hizo en Cristo para vida eterna.

b) 2 Pedro 3:10–12 (los cielos pasarán con estruendo)

Este pasaje usa lenguaje cósmico, pero en la Biblia, “cielos y tierra” a menudo simbolizan un orden religioso o político:

– Isaías 51:16: “Pongo mis palabras en tu boca… para plantar los cielos y fundar la tierra.”

– Hebreos 12:26–27: “Aún una vez más muevo no solamente la tierra, sino también el cielo… para quitar las cosas movibles.”

Pedro dice que “los cielos y la tierra que ahora existen” serán destruidos.

Pero en el contexto, se refiere al mundo del antiguo pacto, que ya estaba “pasando” (1 Juan 2:17).

Conclusión final

Los apóstoles y Jesús estaban hablando, en su contexto inmediato, de la destrucción de Jerusalén y del templo en el año 70 d.C., y eso era cónsono con la profecía de las 70 semanas de Daniel sobre: “tu pueblo y la ciudad santa”.

Para ellos, eso era el “fin del siglo”, porque era el fin del orden mosaico, del sistema sacrificial, del pacto antiguo.

El lenguaje de “venir en las nubes”, “resurrección”, “juicio”, “fin del mundo”, no se refería al fin del planeta, sino al fin del mundo religioso judío.

Y todo lo que dijeron se cumplió: “pronto”, “en ésta generación”, “dentro de poco”.

Dado que:

– El templo fue destruido en el 70 d.C.

– La nación judía fue dispersada.

– El sistema sacrificial terminó para siempre.

– Los creyentes fueron librados (como Jesús advirtió en Lucas 21:20–21).

– El evangelio fue predicado a todas las naciones (Colosenses 1:6, 23; Romanos 16:26).

Entonces, la “venida pronta” de Cristo ya ocurrió mediante el juicio de ese mundo antiguo.

No en el sentido de que Cristo bajó físicamente del cielo visible, sino en el sentido bíblico de manifestación en juicio, tal como Dios “vino” en juicio sobre Egipto, Babilonia, Nínive, etc.

La esperanza cristiana no es una espera futura de un evento cósmico, sino la certeza de que Cristo ya vino en juicio, ya estableció su reino eterno, y ya reina desde el trono de Dios y nosotros reinamos con Él.

Y por eso, cuando el Nuevo Testamento dice “vengo pronto”, ya vino.

Y cuando dice “el tiempo está cerca”, ya estaba cerca.

Y cuando dice “esta generación no pasará”, no pasó hasta que todo se cumplió.

Todos los versículos que hablan de la “venida pronta” de Cristo en el Nuevo Testamento se referían a un evento inminente en el primer siglo: el juicio sobre Jerusalén y el templo en el año 70 d.C.

Ese evento fue, para los apóstoles y para Jesús, la consumación del antiguo orden, la manifestación gloriosa de Cristo como Juez y Rey, y el establecimiento definitivo del reino eterno como el genuino nuevo orden mundial.

No hay en el Nuevo Testamento un solo versículo que, en su contexto original, exija un cumplimiento futuro más allá de ese horizonte histórico.

Por tanto, no cometemos error al entender que la “venida pronta” ya ocurrió.

Y ésta conclusión, lejos de desanimarnos, nos llena de fortaleza, sabiendo lo que Dios y su Cristo demandan de nosotros, y es que cumplamos nuestro diseño hasta que toda la tierra sea llena de su gloria.

Y la súplica “¡Ven, Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:20) no es una petición por un evento futuro, sino una afirmación de fe en que su venida ya es real, y que su reino ya está aquí todos los días, aunque el mundo en su desorden aún no lo reconozca a plenitud.

“Porque ya está próximo el juicio, y el que es justo, sea justificado todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.” (Apocalipsis 22:11, RV60), escrito antes del 70 d.C., para una generación que vivía en los últimos días del viejo orden.

Finalmente, ¿viene pronto?

No puede venir el que ya está en mí y yo en Él.

No puede venir si ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi.

Nuestro compromiso es mayor, porque no esperamos abandonar esta tierra, sino hacernos cargo de ella como lo hizo nuestro Señor en sus días de habitación entre los hombres.

Pero, ¿vendrá algún día?

Contesto con éste versículo:

1Co 15:25: “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.”

Todos sus enemigos del viejo orden fueron destruidos y Él ya Reinaba. Así que todos sus enemigos de este nuevo orden seguirán siendo destruidos por el Rey y su nación santa de reyes y sacerdotes que reinan sobre la tierra.

Bendiciones a todos…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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